Aceptar para actuar: cómo lo personal transforma lo profesional
En los últimos meses he estado atravesando cosas personales que me han hecho sentir bastante pesada.
Para los que no me conocen, soy una mujer divorciada con dos hijos pequeños y como en cualquier divorcio con niños involucrados, navegar la coparentalidad es retador. He estado en procesos con abogadas para establecer una nueva dinámica con el papá de mis hijos porque he necesitado más apoyo. La carga de nuestros hijos ha recaído mayormente sobre mí desde que nos divorciamos hace dos años. Ya de por sí, navegar esto es agotador, retador y difícil, pero cuando le agregamos aún heridas sin sanar la cosa se complica aún más.
Hace unas 3 semanas mi abuela materna murió. La única abuela que ha estado presente en mi vida, una mujer fuerte, independiente, suave y llena de amor, y su muerte no solo dolió, sino que al mismo tiempo, de forma inconsciente, me dio licencia para sentir todo lo que había estado negando sentir. La semana de su muerte fue increíblemente dura y sentí que había caído en un hueco. Los pensamientos negativos ya no tenían la contraposición positiva en mi cabeza (algo que me había costado mucho alcanzar) y solo quería estar tirada en el sofá. El llanto venía en olas tamaño tsunami e inesperado, ya fuese sentada en la oficina, manejando, bañándome o en una fiesta. El dolor era una bola gigante.
Al conversar esto con mi terapeuta, muy atinadamente me hizo ver que todo lo tenía emocionalmente metido en una bolsa y que la muerte de mi abuela lo único que hizo fue abrir espacio para que todo lo que venía guardando pudiera salir. Me sentí como una represa quebrada porque todo salió con una fuerza impresionante: enojo, resentimiento, queja, dolor, decepción, soledad…
Al poder ir separando de a pocos el dolor y colocarlo cada uno en su respectiva bolsa, me he dado cuenta que en este momento de mi vida estoy infeliz. Estoy experimentando consecuencias de decisiones (buenas y malas, pero por supuesto que las malas son las que pesan ahorita) y que no he querido aceptarlo. Ayer justo recibí la noticia del juzgado por un choque que tuve hace meses en el que, a pesar de no tener la culpa, me pusieron como responsable, lo que significa tener que pagar una suma alta de dinero para poder cerrar el proceso. Y como me encuentro en un momento de mi vida en el que me siento débil, cualquier cosa me saca de centro.
En otro momento hubiese podido ver esto con la perspectiva que ameritaba, pero la noticia de nuevo me desbordó. Hice el berrinche por no querer estar donde estoy, por no querer vivir lo que estoy viviendo, por las cosas no salir como yo las planeo, por la vida ser injusta. Pero después de varias horas de llorar, quejarme con el Universo y una larga conversación con una amiga muy cercana, acepté que tenía que pagar ese dinero (como si hubiese otra opción) y sentí en mi alma y cuerpo cómo algo se soltó. Me di cuenta que esa es la solución: aceptar.
Aceptar que aquí es donde estoy, que estoy viviendo esto y que no hay un atajo para llegar al final del proceso más rápido. Acepté que todo lo que venía malabareando para intentar que funcionara, se me cayó y se me quebró. Acepté que no me gusta esto. Acepté que solo el tiempo me va a permitir ver realmente cómo me siento y lo que surgirá para mí sobre lo que debo trabajar y sanar.
“Resistance to any energy only makes it stronger.”
Bueno, pero se supone que este es un blog profesional en donde se habla de herramientas para el trabajo y nuestras carreras. ¿Cómo carajos aplicamos esto al trabajo?
Story time: trabajé en un equipo de 3 personas. Cada una de nosotras teníamos un rol específico que se requería para poder lanzar campañas exitosas. En una ocasión, durante una época de alto volumen de campañas, dos presentaron problemas en su lanzamiento. Una de las personas del equipo se quejó de esto, señalando y discutiendo el por qué de esto. Mi otro compañero, atinadamente dijo algo similar a que nadie quería esto, pero estábamos donde estábamos y quejarnos no iba a solucionar nada, que en cambio deberíamos buscar soluciones.
And don’t get me wrong, todos tenemos derecho a quejarnos (así como mencioné anteriormente que yo lloré la tarde entera), pero solo la aceptación del presente nos permite soltar lo necesario para luego accionar. ¿Sigue causando dolor, enojo y frustración? Sí. Mentiras que desaparece mágicamente. Pero soltamos la ilusión del control, esa que nos dice que con quejarnos y sabernos en “nuestra verdad”, la situación va a cambiar porque nosotros tenemos razón o porque no queremos vivir lo que la misma vida nos está tirando.
Ante problemas inesperados, setbacks en el trabajo (y en la vida), la aceptación del presente juega un papel muy importante porque nos permite tomar decisiones y accionar calmada y estratégicamente.
Lo positivo es que, al hacer procesos conscientes de introspección, lo único que podemos obtener son aprendizajes que nos equipan de herramientas para poder afrontar situaciones similares en el futuro de una mejor manera. Next time, you’ll know better. Por último, recordemos que somos seres holísticos -tu vida personal afecta la profesional-, que al practicar la aceptación en nuestra vida personal hará que en lo profesional sea más fácil de aplicar.
Les dejo esta foto con el pajarito que me visita todos los días desde que mi abuela falleció